¿Tener un cerdo como mascota exótica por hacer algo fuera de lo común? En realidad, ver a los animales desde otro lugar, reconociendo que, igual que nosotros, sienten y merecen una vida digna, es una postura ética.
Cuidar a Betopocho es desafiante y realmente agotador. Los cerdos tienen sus propias necesidades, su carácter, y requieren un entorno estable para sentirse seguros. Por eso es válido preguntarse: ¿Vale la pena? ¿Es necesario hacer todo esto? La respuesta para mí es sí. No por una recompensa, ni porque Betopocho me “devolverá” algo en el futuro. Es más bien porque vivir con él ayuda a comprender que la empatía no debe ser selectiva ni limitarse a ciertas especies.
Criar a un cerdito en un departamento de Lima no es fácil. Los días difíciles abundan, y hay momentos en los que siento que es una lucha constante entre sus necesidades y las mías. Pero también está la alegría de verlo descubrir el mundo a su manera, de verlo feliz, y de saber que le estoy brindando una vida que muchos de su especie lamentablemente no pueden acceder.
Quizás todo esto suene idealista o demasiado tierno. No busco imponer mis opiniones o juzgar elecciones muy distintas. Simplemente creo que es mi forma de aportar un poquito de sensibilidad hacia aquellos que no tienen voz, hacia los que, como Betopocho, solo necesitan una oportunidad para demostrar que, al igual que nosotros, sienten, y que su vida merece respeto.
Al vivir con él, me doy cuenta de lo fuerte que es nuestra conexión y cómo esta afecta mi ánimo, mi entorno, y a las personas que nos rodean. Cada vez que alguien ve a Betopocho y se detiene a observar, estamos sembrando un poquito de empatía hacia animales que, en general, no tienen un lugar seguro en nuestra sociedad. Porque, a fin de cuentas, no es común que alguien mire a un cerdo y vea en él un ser con emociones, sino una especie destinada al consumo.
Si al final este camino inspira a otros a ver la vida animal con un poco más de compasión, entonces creo que esta experiencia, con sus retos y sus recompensas, habrá valido la pena. Porque, aunque algunos vean esto como “dar suerte” a un cerdo, yo lo veo como una cadena de bondad que, si bien es pequeña, puede extenderse y hacer la diferencia en el trato que damos a los seres que nos rodean.