De viaje en año nuevo, descansando un rato en el hospedaje. “Voy a ver qué hay en la tele, vamos a darle una oportunidad, un zapping no viene mal”.
El mismo reportaje de siempre: Los borrachos en las playas, las cábalas, y demás. Next.
¿Podemos crear contenidos nuevos, aprovechar el contexto de la realidad que se transforma cada día, transmitir mensajes… ser CREATIVOS? Claro que podemos. ¿Pero qué es lo más fácil? Hacer más de lo mismo, reportajes vacíos, que sólo pretenden hacerte matar el tiempo, entretener, guardar el cerebro en el cajón, ¡y ya!. Saben que su público objetivo lo va a seguir viendo sin darse cuenta que le están tomando el pelo, nunca van a reclamar.
Hoy, paso por la sala de la casa de mi familia, y como todas las demás ocasiones, es casi imposible aguardar más de cinco minutos en frente: testigo de cómo esa televisión sigue vendiendo lo mismo y sigue siendo sintonizada. Un reportaje alusivo a la «Semana Santa» con un hombre disfrazado de “Jesús” por el Centro de Lima y nuevamente mostrando la historia de los venezolanos. A propósito de la los reportajes sobre venezolanos, no es dable estar en contra con que ellos quieran resurgir en nuestro país, pero he realizado que los peruanos siempre van a tener mil puertas abiertas para consumir lo extranjero al menos un poco más que lo peruano, está metido en el chip.
Los reportajes peruanos suelen ser bastante redundantes, te repiten la misma premisa al menos diez veces, como si fuéramos niños de inicial, fácil. Tal vez en esos casos, hay poco que informar, y más que “emocionar”. En segundo lugar, suelen ser bastante dramáticos: el morbo es la atracción del circo. Cuando el espectador termina de ver este reportaje, generalmente, se queda con una ligera emoción, un sabor de indignación o risa, dependiendo, y posiblemente lo comparte con alguien más. ¿Y reflexión o actitud que haga frente? Cero. ¿Objetivo de cambiar el estado de las cosas? En realidad, está en nosotros. Pero como nos lo presentan, no está planteado para hacer pensar, sólo apela a las emociones.
En nuestros adentros, tenemos tantas historias que contar: de luchas, de logros, de tradiciones, de talentosos, de creadores…
Nuevamente, la educación del espectador determinará que la televisión cambie. La televisión sólo vende lo que su consumidor demanda.